Tus padres llevan semanas animándote a que te vayas al extranjero a trabajar. «Hay un millón de posibilidades», te dicen, e insisten en que es por tu bien, aunque en realidad te das cuenta de que lo que quieren es ¡redecorar tu habitación! Irremediablemente te has quedado sin dormitorio, así que por una vez harás...
Suscríbete para seguir leyendo
Crea una cuenta y desbloquea todo nuestro contenido.
¿Ya eres suscriptor?